Y entonces vino el estrés.
Los factores externos que provocan estrés en la planta son las «malas» (desfavorables) condiciones climáticas: estrés hídrico o sequía, pero también estrés térmico, causas bióticas como insectos y enfermedades o factores mecánicos.
Pero, ¿cómo reacciona la planta al estrés? Esta pregunta nos conduce al equilibrio hormonal de la planta. Las plantas tienen tres hormonas de crecimiento naturales: auxinas, citoquininas y giberelinas.
Hay varios grupos de hormonas vegetales «positivas» como el ácido jasmónico, el ácido salicílico, etc. Pero por ahora nos quedaremos con los grupos de hormonas 3+2. Las 3 de crecimiento (Auxinas, Citoquininas y Giberelinas ) y las 2 hormonas de “inhibición”: etileno y ácido abscísico.
Cada una de estas hormonas juega un papel importante en el ciclo de crecimiento de la planta, pero siempre en un momento específico. Si la planta está desequilibrada, experimenta estrés.
Las hormonas vegetales, o fitohormonas, son desencadenantes de señales, por así decirlo, mensajeros que llevan un mensaje de un extremo de la planta (generalmente la superficie) al otro (raíz u otra parte aérea) .
Siempre que hay algún desequilibrio hormonal, la planta activa fitohormonas para restaurar este equilibrio.
¿Cómo piensan las plantas?
Lo que la naturaleza decide no siempre es lo que necesita la agricultura, por lo que tenemos que «comprender» la planta y ayudarla a encaminarla en la dirección correcta.
Es lo mismo con nosotros los humanos. Si salimos de casa en manga corta en una calurosa tarde de verano, nos sentimos cómodos. Pero si cambia el tiempo y hace frío, humedad y viento, nuestros cuerpos comienzan a temblar para generar calor. Si nos ponemos una chaqueta, nos sentimos bien nuevamente.
Conclusión: Tenemos que ofrecer a las plantas una chaqueta.
Con o sin estrés.
El etileno juega un papel importante en las etapas finales del crecimiento de la planta y la maduración de la fruta, pero es perjudicial en las etapas de crecimiento de la floración y la fructificación cuando se vuelve excesivo.
El estrés, un término inglés que significa presión, tensión, carga, comenzó a ganar importancia a partir de mediados del siglo XX.
Las personas experimentan estrés tanto por motivos físicos (enfermedad) como por factores psicológicos (presión laboral, presión familiar, etc.).
Recientemente, en la agricultura también ha estado hablando sobre el estrés en las plantas y los cultivos.
Las hormonas “inhibitorias” son el etileno y el ácido abscísico. El etileno, producido en situación de NO estrés, en el curso normal del ciclo, es importante para la coloración de la fruta, la conversión de ácido a azúcar o el desarrollo del sabor.
En situaciones de estrés, sin embargo, es responsable de la caída de hojas, frutos y flores.
El ácido abscísico -sin estrés- provoca la hibernación de semillas y brotes, la formación de reservas e inhibe la germinación (p. ej., al almacenar patatas).
Bajo estrés, induce el cierre de estomas y la síntesis de proteínas resistentes a la sequía.
Caída fisiológica en árboles frutales.
El etileno juega un papel importante en la fase final del crecimiento (maduración de la fruta), pero es perjudicial en las etapas de crecimiento de la floración y la fructificación cuando supera un nivel relativo de producción a las hormonas del crecimiento.
Una problemática típica, que no se clasifica directamente como estrés, pero que tiene las mismas consecuencias, es la caída fisiológica de la fruta en ciertas variedades (por ejemplo, la llamada caída de junio en las cerezas). El proceso es el mismo: la planta produce etileno por razones propias-fisiológicas- de la planta, lo que hace que se caigan los frutos o las flores, y baja el rendimiento.
El etileno es el mensajero que envía la señal a la planta para que deje de crecer, indicándole que necesita rizar sus hojas y dejar caer flores, frutos y hojas. La situación estresante puede ser de corta duración – unas pocas horas de frío extremo, un herbicida – o durar varios días o semanas en -p. ej.- sequía.
Restaurar el balance hormonal.
Para prevenir, eliminar o paliar el estrés, es necesario aportar a la planta promotores naturales de las hormonas del crecimiento (citoquininas, auxinas y giberelinas) para restablecer el equilibrio con productos o determinadas formulaciones que contengan.
Por ejemplo, extractos de algas, aunque las distintas variedades reaccionan de forma diferente: Ecklonia Maxima tiende a ser de carácter auxínico, Ascophyllum Nudosum con una relación auxinas-citoquininas más equilibrada, microalgas con concentraciones importantes de ácido salicílico, etc.
Y ciertos micronutrientes (Zn, Co, Mg, Mn, etc.) para bloquear o inhibir específicamente la producción de etileno fisiológico en casos agudos de estrés, así como recuperar el ciclo de producción de aminoácidos y proteínas naturales de la planta.
El aporte de aminoácidos directamente, provee a la planta de energía “inmediata” (ATP).
Esta terapia también ayuda a alargar y retrasar el período de cosecha, lo que rinde más al agricultor al cosechar calibres más grandes de fruta, aliviar la presión de recolección o salir de la ventana principal de comercialización, y como dicho, paliar la caída fisiológica de frutos en variedades específicas de caquis, cerezas, incluso algunos cítricos (mandarinas).
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